martes, 5 de enero de 2010
LOS OJOS DE NUESTROS HIJOS
Cuando pensabas que no te veía,
te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador,
e inmediatamente quise pintar otro.
Cuando pensabas que no te veía,
te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa
para que fuese agradable vivir,
pendiente de los detalles,
y entendí que las pequeñas cosas
son las cosas especiales de la vida.
Cuando pensabas que no te veía,
te escuché pedirle a Dios
y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar
y en quien confiar.
Cuando pensabas que no te veía,
te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos
y aprendí que todos debemos de ayudarnos
y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía,
te vi dar tu tiempo y dinero
para ayudar a personas que no tienen nada
y aprendí que aquellos que tienen algo
deben compartirlo con quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía,
te sentí darme un beso por la noche
y me sentí amado y seguro.
Cuando pensabas que no te veía,
vi como cumplías con tus responsabilidades
aún cuando no te sentías bien,
y aprendí que debo de ser responsable cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir:
¡Gracias por todas las cosas que vi,
cuando pensabas que no te veía!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario